Un cambadés entre los detenidos en el golpe contra la mayor red de narcotransportistas del Estrecho

El juzgado de Sanlúcar que lleva el caso decretó prisión provisional para este hombre y un vecino de Barro
Un cambadés entre los detenidos en el golpe contra la mayor red de narcotransportistas del Estrecho
Fotograma de un detenido en el dispositivo “Grajuela”

Una de las recientes operaciones contra el narcotráfico se ha saldado en Galicia con un detenido en Cambados y otro en Barro, para los que el juez instructor decretó ayer el ingreso en prisión provisional junto a otros doce investigados. Todos fueron arrestados en “Grajuela”, un importante dispositivo policial que ha permitido desarticular la considerada como la mayor red de narcotransportistas del Estrecho. 


Los gallegos prestaron declaración en los juzgados de Cambados y Caldas de Reis, respectivamente, por medio telemáticos, para hacerlo ante el titular del de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), encargado de dirigir la operación. Son dos de los 31 arrestados (doce de los cuales ya se encontraban en prisión) en esta operación conjunta entre Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, la Policía Nacional, Guardia Civil y la Policía Judiciária de Portugal y coordinada por la Fiscalía Especial Antidroga de Jerez de la Frontera.


Según los investigadores, se abortaron hasta cuatro operaciones de la organización y estaba detrás de aprehensiones recientes de cuatro toneladas de hachís y 627 kilos de cocaína. Estos llevaron a cabo 24 registros domiciliarios en los que se incautaron tres armas cortas, 1,4 millones de euros en efectivo, 19 vehículos de alta gama, sistemas de comunicación, material informático, dos narcolanchas en el país luso y otros tres barcos en España.

 

Histórico huído de la justicia

El centro de operaciones estaba ubicado en una lujosa urbanización de Lisboa, desde donde un histórico narcotraficante –huido de la justicia española– dirigía y coordinaba todas las operaciones navales. También contaban con infraestructura y una amplia red de colaboradores en la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda, de donde eran originarios los cabecillas del entramado, que empleaban esta ciudad como base de operaciones en España, “debido al perfecto conocimiento que tenían de la zona y la orografía de la misma”, siempre según las mismas fuentes.

 

 


La organización disponía de una media de entre ocho y diez embarcaciones EAV –Embarcaciones de Alta Velocidad–, conocidas como narcolanchas, que se encontraban en todo momento en el agua con sus respectivas tripulaciones para efecutar transportes de droga de otras organizaciones que demandaban sus servicios –“sin importar de qué tipo, hachís o cocaína”–, así como de una nutrida red de pequeñas embarcaciones que utilizaba para facilitar a las anteriores todo lo necesario, como víveres o gasolina. La investigación se inició en mayo del pasado año, cuando los agentes detectaron que la organización criminal trató de recoger un cargamento de 6.000 kilos de cocaína de un narcosubmarino procedente de Sudamérica. Sin embargo, los problemas mecánicos que sufrió durante la travesía provocaron su hundimiento.


A partir de ese momento, las pesquisas policiales giraron en torno al funcionamiento de la estructura de la organización, acreditando que los líderes de la misma estaban asentados en las localidades gaditanas de Sanlúcar de Barrameda y Chipiona y en El Cuervo (Sevilla). 

 

 

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